jueves, 15 de marzo de 2012

un fin de semana

Eran ya las seis treinta de la tarde. Ese niño de quince años se encontraba sentado. Sus piernas que tenía flexionadas eran abrazadas por las delgadas y suaves extremidades superiores, haciendo ver a este en una posición fetal. Llevaba nueve minutos recargado en la enorme ventana del piso catorce. Observando su mundo, tratando de desaparecer mágicamente para no volver a saber nunca más de este. Todo ocurría muy lento, la velocidad del tiempo estaba siendo tragada por el sol naranja que decaía dejando un color oxidado y desgastado tras el espectro de una ciudad llena de luces.



Así pasó una hora hasta que el cansancio de la depresión lo llevo a considerar la posibilidad de dormir para olvidar su vida y los problemas que vienen siempre que uno trata de gozarla. Recorrió el enorme, seco y frio pasillo que desprendía un olor muy parecido al de un hospital pero mezclado con escencia de pino ,continuó caminando hasta llegar a su departamento, abrió la puerta principal y recorrió el pasillo hasta llegar a su cuarto. Entró en el de la manera más desganada posible, se quito casi toda la ropa quedando en unos bóxers cortos y pegados color azul intenso, tiempo atrás jamás habría hecho esto pero desde lo ocurrido no podía dormir en paz si no lo hacia de esta manera. Se dejo caer sobre la cama des tendida, lo hizo con una soltura tan desintencionalmente fuerte que las telas desprendieron destellos que iluminaron tenuemente su cuerpo. Jalo el cobertor y se cubrió con el , busco entre su soledad a un perro de peluche que lo había acompañado desde pequeño pero que había pretendido olvidar para poder ser un niño grande. Lo abrazó, parecía que aquel objeto era la única forma existente que le brindaba cariño.

-Tal vez tú no devuelvas el abrazo, pero ahora eres lo único que tengo- pensó

Fue imposible contenerlo. Las lágrimas de un momento a otro corrieron sobre su cara que era iluminada tenuemente por la luna, desplazándose lentamente como si no quisieran abandonarlo jamás. Se sentía solo, desolado y abatido. El dolor llovía tan fuerte en su corazón que no le permitía respirar y todos los bellos recuerdos eran drenados uno por uno en forma de suspiro. Por mas que el así lo quisiera, el motivo de su tristeza no podía ser olvidado de su fresca y gélida mirada, regresaba hermosamente acompañado de una dolorosa lagrima cada vez que la obscuridad acariciaba su cabeza. No paró de llorar hasta una hora después cuando calló dormido.





Fue exactamente la semana pasada en un viernes a las tres de la tarde cuando el salía de la escuela con su amigo, los dos se encontraban mirando un video en su celular.

-¡Todavía no llega mi mamá!-

-Tranquilo kaoru ven vamos a sentarnos mientras que la esperamos-

Ambos niños traían sus mochilas y una maleta con ropa suficiente para tres días. El plan era pasar el fin de semana en una casa que la mamá de kaoru q consiguió a las afueras de la ciudad para festejar el cumpleaños número 16 de su hijo. No era gran cosa, pero tenia una piscina en la cual podían pasar todo el día jugando.

kaoru invitó a aoi ese fin de semana porque el era su único amigo en la escuela, nadie mas le hablaba a no ser que fuera para molestarlo, le escondían sus cosas, le lanzaban papelitos o simplemente hablaban mal de el a sus espaldas. El no ponía atención a los ataques de sus compañeros, los ignoraba completamente guardándose muy en el fondo los mares tristeza y desaliento que en verdad sentía. Se los guardaba solo para no mostrar debilidad ante nadie.

Afortunadamente existía alguien diferente, único y adorable, desde aquel momento en que a principio de año le toco hacer una trabajo de matemáticas con el, surgió para ellos una conexión que les hacia mantener una sonrisa en cada momento y disfrutar incluso de los días mas desolados y vacios que ha tenido la Tierra, querían estar unidos en todo momento desde que llegaban al colegio hasta la salida, y en realidad así lo hacían, excepto el viernes que era cuando su mamá invitaba al amigo de su hijo a comer con ellos en la casa.

Pero este viernes se rompió con la rutina. Estaban sentados, concentrando su mirada en la pantalla del celular.

En la otra esquina un auto color rojo daba la vuelta mientras sonaba el pito . Los niños levantaron su mirada.

-¡Ya llegó!- grito kaoru

Levantaron sus cosas y corrieron hacia el carro que se acerco a la acera, abrió su puerta trasera y ellos entraron.

-Hola mamá- dijo kaoru, mientras se acomodaba y se acercaba a ella para darle un beso.

-Hola señora- Dijo aio haciendo los mismos movimientos que kaoru

-¿Están listos niños?- pregunto su mamá

-¡Si!-

Y así comenzó, el coche se dirigió a la avenida central para después poder tomar la desviación que los sacaría de la ciudad por la autopista. .

Pasaron las horas, al principio kaoru y aoi jugaban o hablaban pero ya después de tanto tiempo se aburrieron y decidieron descansar un poco cada quien por su lado. La madre de kaoru no daba con la desviación para llegar al poblado en donde estaba la casa ya que el letrero que marcaba la dirección hacia ella se había caído cuando un camión chocó con el hacia ya dos años.

Más adelante y después de varios intentos de encontrar el poblado la mamá decidió bajarse a pedir indicaciones

-Quédense aquí niños regreso en seguida-

-Si- dijeron ambos en un tono desganado y lento. *Salió del carro*.

kaoru pudo ver como su madre hablaba con un señor que hacia señas en diferente dirección mientras que su mente divagaba en lo que pasaría el fin de semana, -va a ser genial- pensó, y por inducción del pensamiento, dirigió su mirada a aoi .

Al inicio lo vio con una perspectiva difusa, su apiñonada cara estaba era recorrida por caudales de luz negra y naranja, la cual resaltaba los pequeños y frescos detalles que por alguna razón lo hacían bonito a los ojos de kaoru , se veía tan despreocupado, frágilmente varonil, eternamente hermoso y... feliz al mismo tiempo, -de seguro va a tener muchas novias, el es muy guapo- pensó kaoru quien no le pudo quitar la mirada de encima. Sin poder predecirlo, aoi volteó y sus ojos quedaron fijos en la mirada de kaoru, el no supo como reaccionar, se paralizó, le daba pena que su mejor amigo se halla dado cuenta que lo estaba mirando, y cuando parecía ser el fin de los tiempos todo regreso a su origen y calma natural, era increíble lo que en verdad pasó.

¡aoi no dijo nada, simplemente sonrió y mostro tiernamente su lengua!

Y así como llegó su mirada se fue perdiéndose en otro lugar que no podía estar mas solo y triste, el corazón de kaoru latía rápido, en su interior había una mezcla entre el excitante y placentero pánico causado por lo que pudo haber pasado si aoi no hubiese respondido a la mirada de la forma en la que lo hizo y la culposa felicidad accionada por... por... ¡kaoru no sabia por que estaba feliz! simplemente le nació ese sentimiento, era tanto que se derramaba de su corazón y físicamente no pudo hacer nada mas que dibujar una enorme sonrisa. ¿Por qué algo tan rico y placentero, tan valido y bueno tenia que causar en su conciencia tanta culpa y esa sensación de haber hecho algo no debido?

La madre de kaoru regresó al poco tiempo, el aún mantenía su expresión.

-Niños ¿qué creen? estamos a pocos minutos de llegar, ¡prepárense!-

-¡Si!- grito aoi^

Quince minutos después encontraron la dichosa casa, ya eran las nueve de la noche sacaron todas las cosas del auto, la madre de kaoru encontró la llave entre sus cosas y abrió la puerta. La casa era modesta pero acogedora tenia una pequeña cocina, en el comedor que era apenas un poco mas grande que la anterior había una mesa cuadrada color chocolate y frente a esta una sala con televisor, esto fue un alivio para ellos ya que traían su consola de videojuegos y sin la tv no hubieran podido hacer nada. kaoru y aoi subieron las escaleras, había dos cuartos, el principal con una cama y el otro que tenia dos. Este seria el suyo asi que entraron y comenzaron a acomodarse.

-Yo quiero esta- dijo aoi

-claro que no, esta cama es mía-dijo kaoru

- pues yo no veo tu nombre escrito aquí ¿o si?- diciendo esto aoi tomo la almohada que reposaba sobre la cama y se la aventó a kaoru, el logro esquivarla pero obviamente la cosa no se iba a quedar así. Tomó la suya y dio inicio una pelea de almohadas, se perseguían por todo el cuarto dejando escapar algunos gritos. Brincaban sobre las camas mientras agitaban en el aire sus armas a modo de tomar impulso para propiciar un golpe que noqueara a su contrincante, aoi estaba a punto de ganar la batalla cuando la madre de kaoru aparece en la puerta

-chicos creo que tengo malas noticias-

-¿que paso?- dijo kaoru mientras bajaba de la cama.

-Es que me acaban de llamar del hospital, quieren que regrese porque ocurrió un accidente en el aeropuerto y necesitan todo el personal-

-pero si acabamos de llegar- dijo kaoru poniendo cara de tristeza.

-Lo se hijo pero necesito ir, mmm... ¿que podremos hacer? les parece si se quedan ustedes dos aquí, yo iré al hospital y tratare de regresar lo antes posible, además ya son niños grandes creo que pueden pasar unos cuantos días sin mi-

kaoru se quedo pensando. La verdad quería que su madre se quedara con ellos, pero el trabajo era más importante. Además tendría a su mejor amigo a su lado. El lo cuidaría

-Esta bien- contesto

-¿En serio?-

-si, no te preocupes má-

-Si yo cuidare del pequeño kaoru , no le pasara nada- dijo aoi sonriendo mientras pasaba su brazo sobre el hombro de su amigo.

Otra vez sucedía, algo dentro de kaoru aceleraba y provocaba un estado de satisfacción cuando aoi hablaba y se comportaba de esa forma tan valiente. Estaba feliz.

-Muchas gracias aoi , te lo encargo mucho. Aquí les dejo dinero para que pidan algo de comer. No salgan para nada de la casa me entendieron, confió en ustedes. Regresare lo mas pronto posible.- diciendo esto la madre salió de la casa hacia el carro.

Los niños se asomaron por la ventana del cuarto para poder despedirse de ella. Las luces de los faros desaparecieron entre los tupidos arboles que delineaban el camino. Quedaron solos.

- Je je je bueno yo ya me voy a dormir- dijo kaoru

-Si yo también, mañana tendremos mucho que hacer- respondió aoi no muy convencido de lo que había dicho.

kaoru entro al baño con su pijama y cerro la puerta, mientas, aoi se quito la ropa y quedo en bóxers, la verdad es que hacia un poco de calor como para ponerse algo mas encima. Al poco tiempo salió kaoru con su pijama color azul claro, cuando vio a aoi no podía creerlo era la primera vez que tenia a su mejor amigo con nada mas que su ropa interior. kaoru caminó hacia su cama , tratando de ver el cuerpo del otro de tal forma que aoi no percibiera su mirada. Su cuerpo era perfecto, tanto que lo hipnotizo

-Bueno kaoru nos vemos mañana que descanses- diciendo esto, aoi se acosto en la cama y se acomodo de tal forma que lo único que kaoru pudo ver fue su tersa espalda la cual era iluminada por la luz de la luna llena.

Esa noche kaoru no soñó con nada. Lo acurruco la belleza de su amigo.

Y así, sobre ellos, lenta mente con el paso de los segundos se fueron deslizando las infinitas estrellas de aquel lugar. El silencio se hacia presente rara vez debido a que los respiros de ambos niños no dejaban espacio para la serenidad.

Llegada la mañana, aoi abrió lentamente sus ojos, se levanto un poco y pudo ver que su reloj marcaba ya las once de la mañana, sin duda alguna habían dormido mucho tiempo pensó el, pero lo que no supo es que llegaron a la casa a las tres de la mañana. No percibieron el tiempo dentro del carro por la razón que aún hoy yo desconozco.

Miro a su alrededor, por la ventana entraba una luz tan intensa que no dejaba ver el exterior. Volteó y pudo ver a kaoru quien se encontraba aún dormido, no lo quiso despertar así se puso de pie y con nada mas en su mente que la disposición de aventarse directamente a la piscina se cambio los bóxers por una pantaloneta y bajó corriendo por las escaleras, pasando por la sala y entre del jardín, dando un enorme salto calló dentro del agua. Inmediatamente se le dibujó una expresión de parálisis en su cara debido a que el agua estaba muy fría.

-Brrr... que fría esta agua-

-Jejeje entonces salte por que a mi así me gusta- Dijo una voz. Inmediatamente aoi volteó y pudo ver a su amigo que se encontraba aún en pijama.

-¿Por qué no te has cambiado?- Pregunto mientras se acercaba nadando hacia la orilla donde estaba kaoru

-es que aún estoy algo dormido, mejor primero despierto bien y en una hora o dos entro-

-¡Claro que no!- aoi tomo la muñeca de kaoru y lo jaló haciendo que entrara al agua, solo se escucho un gran splash!!!!

En el momento en que kaoru salió para respirar empezó a tartamudear y aoi se acerco un poco y le dijo -¿no que así te gustaba?-

-e..e..eres u.u.u...un maldito-.-dijo kaoru-

Poniendo cara de enojado se puso en camino a la escalera para salir

-No kaoru, espera ! no lo hacia por molestar, no te enojes, mira si tienes mucho frio abrázame para que se te quite, pero ya no te salgas, quédate conmigo.- kaoru que en verdad se había molestado un poco pero hubo algo en esa oferta que de solo oírla le causo algo intenso en su abdomen bajo que por supuesto hizo que no se pudiera resistir, además no podía enojarse con aoi aunque quisiera.

Volteo y pudo observar a cara de perro castigado que tenia aoi

-Como crees que me voy a enojar contigo idiota - inmediatamente dibujo una sonrisa en la cara de aoi -Pero en verdad tengo mucho frio ¿puedes darme ese abrazo para calentarme un poco?-

Sin decir nada más aoi se acerco rápidamente hacia kaoru, aunque la elástica densidad del agua entorpecía su velocidad. Al estar frente a el se arrojo a sus brazos y sin querer lo jaló de nuevo dentro del agua. Pero ahora a kaoru no le molesto, el solo sentía el cálido cuerpo de su amigo con el cual comenzaba a hundirse dentro del agua

Pero inesperadamente algo cambio, a kaoru se le aceleró el corazón en el momento en que pudo sentir como aoi recargaba su cabeza en su hombro, tal expresión de afecto jamás la había dado.

kaoru se desconecto de la realidad, por un momento estaba en otra parte, rodeado por pesados y gruesos astros de luz que cruzaban un tiempo y espacio que carecía de reglas, en el que su cuerpo y el de su amigo entraban a una metamorfosis en la que resultaba uno solo

Aún abrazados y con sus cabezas juntas abrieron los ojos encontrándose con espectros de luz infrarroja que les revelaron colores que jamás hemos visto y las imágenes, que parecían escurrir desde el cielo, resplandecieron como lo haría esa lejana luna en la noche .

-Sabes... te quiero mucho.- dijo aoi

-Yo también te quiero mucho.-dijo kaoru- , Diciendo esto Tai despego su cabeza para poder ver a kaoru directamente a los ojos.

Ambos niños no sabían lo que les pasaba, trataban de entender pero sin quererlo sus mentes se vieron corroídas entre oxidados fluidos hormonales y un puñado de mariposas que desfilaban entre sus entrañas. Dejándolos en estado de duda irrelevante en el cual la respuesta a sus cuestionamientos, no cambiaria en nada la agridulce percepción que se tenia hasta ese momento de todo lo ocurrido. Nada les importo en ese momento, eran felices y con eso les bastaba.

Así siguió ese día hasta caer la noche, jamás habían vivido algo mas perfecto y gracias al cielo aquel día duro una eternidad. Por la noche, una ves que todo terminó , cada quien en su respectiva cama, los dos niños miraban el interior de sus parpados mientras charlaban de ninguna cosa, no tenían sueño mas sin embargo el cansancio se sentía dentro de los huesos, la verdad no razonaban las palabras que decían, solo hablaba su corazón.

-¿aoi puedo pedirte algo?-

-Claro-

-¿Puedo dormir contigo hoy?, si no tienes problema claro.-dijo kaoru-

-mmm...- por un momento aoi dudo de su respuesta, no porque no quisiera, sino porque nunca antes alguien como kaoru le había preguntado esta cosa y no sabia que decir, pero la cosa no podía ser mas simple.

-Claro que no tengo ningún problema, ven aquí con migo.-dijo aoi- Y así lo hizo, levanto las cobijas que cubrían a aoi y el, que se atrevió a dormir por primera vez con nada mas que su ropa interior, quedó de frente a su amigo dentro de la cama.

Al principio mantuvo un poco su distancia pero era más que obvio que ninguno de los dos quería estar solo. Al poco rato, ninguno de los dos comentó palabra alguna y en su mente kaoru comenzó a razonar y se dio cuenta de lo que les pasaba, Ciertamente no podía creerlo ¿Como era posible que tal vez le gustara su mejor amigo? Que no solo disfrutara estar con el si no que gozara tanto

A pesar de que la idea por si misma fuera hermosa nació en kaoru la idea de ir en contra de lo natural, del orden y armonía estética de nuestra humanidad y cometer un error grave, un pecado. -¿Importa tanto que se encuentren deseos por alguien del mismo sexo?, después de todo es nuestra naturaleza, mi naturaleza. Sería mas grave guardar y olvidar mi placer, traicionaría y limitaría a quien debe desde un principio ser el centro del universo, a mi propio ser- pensó kaoru hasta caer dormido.


Al día siguiente, amaneció con la tristeza de un sol abandonado por las estrellas que se abria paso entre el denso vapor de la atmosfera y con el ruido de una puerta que se abría. kaoru entre abrió los ojos, aoi seguía a su lado dormido y algo le dijo que su madre se encontraba en la planta baja.

-¡Niños ¿están aquí?!-

Inmediatamente kaoru se levanto y bajó corriendo las escaleras para encontrar a su mamá.

-¡kaoru como les fue sin mi!-

-Muy bien má, pero aoi sigue dormido-

-Bueno pues sube a despertarlo, que nos tenemos que ir antes de la tarde para que mañana no estén cansados para la escuela, anda corre dile que se levante y arreglen sus cosas en lo que yo les preparo el desayuno-

Y así lo hizo; subió corriendo, abrió la puerta y se encontró con la escena mas tierna de toda su vida, aoi estaba sentado en la orilla de la cama aún medio dormido, dio un pequeño bostezo y paso sus manos por su cara.

kaoru cerró la puerta, no podía creer lo hermoso que era su amigo, se recargo en la pared , cerro sus ojos y trato de recordar lo mas perfectamente posible esa imagen que había visto para nunca jamás olvidarla, dando como resultado una memoria que mezclaba aquel momento con trozos de fantasías, segmentos bellos surgidos desde la ocasión en que lo conoció.

Y sin querer, todas sus fuerzas que le servían para mantenerse en pie, se dirigieron a su corazón el cual debía ser contenido para que no se le escapase del cuerpo por tanta agitación que tenia. El era demasiado pequeño para sostener toda la alegría y color del universo así que la pared le sirvió como soporte mientras caía al suelo, y de sus ojos nacieron las primeras lagrimas de felicidad que escurrieron invisiblemente por el resto de su vida.

Ciertamente se ahogaba con su propio suspiro, por un instante no necesitó respirar y sus pensamientos fueron elevados a un estado de inexistencia emocional. Algo toco suavemente su mano, abrió sus ojos y frente a el esta aoi.

-¿Estas bien kaoru?-

-Si no te preocupes, solo me senté a descansar un poco-

-Vamos tenemos que recoger nuestras cosas- aoi extendió su mano para que kaoru se pudiera levantar, el tomo su mano y se dirigieron al cuarto.

Pasaron un buen rato recogiendo sus cosas, al terminar desayunaron y concluyo aquel fin de semana en el momento en que el carro dejo atrás a la pequeña casa. Durante todo este dia los niños platicaron mas que nunca, jugaron un juego que consistía en revelar los secretos mas profundos de su vida y no les importo que el otro se enterase de ello.

Cuando llegaron al edificio en el cual residía aoi , la mamá de aoi le dijo a su hijo que acompañara a su amigo hasta la puerta de su departamento y así lo hizo. Salieron del carro y sacaron las maletas, una vez en la recepción apretaron el botón para solicitar el elevador, llego después de unos 15 segundos.

Nadie comentaba nada, pasaron dentro del elevador y las puertas se cerraron. Ambos concentraron su mirada en el frente hasta que aoi volteó su cabeza, bajo la mochila que llevaba en la mano, comenzó a transpirar una triste soledad y lentamente movió su cuerpo entre un pesado contexto de nostalgia.

Abrazó a kaoru, recargo su barbilla sobre el hombro del otro, exhalo un tibio suspiro en su cuello y murmuro con sus labios que delicadamente acariciaban la piel erizada de kaoru , una voz quebrada:

-No se que me pasa...kaoru te quiero mucho y no quiero alejarme nunca de ti-

Diciendo se quebró todo su cuerpo y se escapo su ligera alma. kaoru lo sostuvo fuertemente pasando ambos brazos por debajo de los del otro y con una mano acaricio su rostro y dijo en voz baja

-Tu nunca me perderás-

Ese abrazo fue tan fuerte que congelo al tiempo, la densidad de tal atracción entre esos dos cuerpos curvó y rompió toda dimensión existente. No podían dejar de sufrir felizmente, les daba miedo pasar un segundo solos en este metálico y seco mundo, entonces las puertas se abrieron y no tuvieron más opción que salir y decir adiós.

En todo el camino de regreso hacia su casa kaoru no pronuncio palabra alguna, parecía que lo habían anestesiado y cuando estuvo en su cama no pudo combatir su inexplicable deseo de dormir, tal vez quería encontrarse en un sueño con aoi.



Desde ese día sus vidas pertenecieron por completo al otro.

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